He de
reconocer mi nulo conocimiento del MCER antes de la sesión de hoy; pero debido
a solo haber visto las siglas sin investigar nunca más allá, hoy me decidí a
conocer un poco más acerca del MCER y sus labores en el continente europeo. El
MCER pretende vencer las barreras producidas por los distintos sistemas
educativos en Europa proporcionando una base para la enseñanza. Vamos a
centrarnos en el MCERL, que es la parte del MCER que se ocupa de las lenguas.
Tengamos presente que el MCERL no deja de ser un estándar unificador de
directrices de enseñanza de lenguas, siempre dentro de un contexto europeo. Una
de las cosas buenas que ha traído el MCER desde mi punto de vista es la ya
comentada previamente superación de las barreras de los diferentes sistemas
educativos; asimismo, también ha fomentado la cooperación internacional en
referencia a las lenguas modernas y conseguido un reconocimiento de las
titulaciones que se hayan obtenido según los diferentes contextos de
aprendizaje, lo que sin duda contribuye en gran movida a un aumento de la
movilidad inter europea. Ése es el lado bueno, pero una excesiva unificación
puede afectar al modo de aprendizaje de las lenguas, que verán modificados
ciertos parámetros que son específicamente de dicha lengua y no están presentes
en la mayor parte de las restantes. Es imposible abarcar las complejidades que
entraña el aprendizaje de una lengua, mas el Marco lo intenta.
Hoy en día hay
una tendencia avasalladora hacia la clasificación de todo y la globalización
del mundo, tratando de unificar absolutamente toda la vida del planeta. No
sería extraño que dentro de muchos años tengamos una unificación de
comunicaciones, horarios, usos del tiempo de ocio y también del idioma. Entiendo
que es obvio que debe haber un sistema de clasificación y unas normas a cumplir
a la hora de impartir docencia, pues los contenidos de las sesiones de un
docente van a ser adquiridos por un alumnado que verá afectada su formación por
los contenidos de las mismas. Pero hoy en día está todo tan sistematizado que
hay trabas incluso a la hora de tratar de modificar un solo epígrafe de la programación
de un curso.
Está claro que
es necesario que haya una guía a seguir para el aprendizaje de las lenguas
extranjeras; sin embargo, es peligroso englobar todas esas lenguas, que
provienen de diferentes culturas y lugares de toda Europa, en un solo modelo.
Ya desde el mismo momento de la elección del nombre se excusan de esta falta,
calificando su creación de “marco de referencia”. Aun así, ya hemos visto lo
que pasa cuando universalizas distintos grupos -de lo que sea, no hay que
concretar: etnias, religiones, …- y los estereotipas: aparecen los clichés
injustos y generalizadores.
Estos
problemas de generalización, que provocan el exterminio de las características
que hacen a cada lengua especial y distinta, junto con esa necesidad de
cooperación internacional, se agravan todavía más, ya que las bases son de
difícil aplicación para lenguas que no son ni de la misma familia ni de la
misma procedencia geográfica, como el chino, pero que sí son necesarias en las
relaciones comerciales internacionales. Es obvio en este tipo de detalles el
carácter político y económico del Marco, y aunque hace referencia entre sus
páginas a conservar los orígenes de las lenguas y su cultura a la vez que se
produce un avance en relaciones interculturales, muchas de las acciones no se
llevarían a cabo de no existir un interés subyacente, siempre relacionado con
la economía y politizado hasta el punto de pensar que hubiera sido imposible si no se hubieran cumplido ciertos requisitos en
el panorama político internacional.
Estoy en
contra de la unificación de casi cualquier tipo, en este caso la unificación de
criterios aplicables a la enseñanza de lenguas, ya que al unificar algo, sea lo
que sea, siempre se va a perder aquello que no se puede unificar, pues siempre
habrá partes específicas que no permitirán por sus características que las
incluyan en ninguno de los grupos o secciones que se creen para su
clasificación. Es evidente que hay muchos puntos en común, pero también hay
muchas diferencias, que quedan olvidadas por la globalización del sistema. Con
esto llegamos a la conclusión de que el objetivo puede ser eliminar las diferencias,
y en el futuro las consecuencias serán la desaparición de todas las lenguas salvo
la lengua global, pues estamos eliminando las particularidades de las lenguas,
lo que las hace ser especiales y únicas.
BIBLIOGRAFÍA:
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