El tema de esta sesión versa
acerca de la enseñanza-aprendizaje y de la certificación de lenguas extranjeras
por las instituciones internacionales. El primer apartado enumeraba las
distintas partes implicadas en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Son obvias
las dos más importantes y absolutamente esenciales para que el proceso pueda
tener lugar: personal docente y alumnado. Pero hay más figuras, como los autores
de manuales y los responsables de diseño de cursos. Y aquí me gustaría
detenerme en una materia en concreto y su situación en España: la religión.
Anteriormente,
la asignatura de religión era cursada por la práctica totalidad de las aulas,
mientras que los pocos estudiantes que no acudían a dicha materia tenían en su
lugar Ética. Pero desde los años noventa el porcentaje de alumnos y alumnas que
asiste a las clases de religión ha ido decreciendo hasta estar los niveles de
ambas asignaturas muy parejos. Este dato quiere decir que la religión está
perdiendo fuerza como asignatura optativa. Aun así, nuestro gobierno, lejos de
afrontar el problema y apartar a la religión un poco más hacia la puerta de
salida del colegio, permite que este sector campe a sus anchas por el sistema
educativo español. En Francia, por dar un ejemplo cercano, la laicidad en los
centros está a la orden del día: no solamente hablamos de no interpretar canciones
tortuosas ni de recitar oraciones, sino de que tanto los docentes como el
alumnado o cualquier trabajador del centro no pueden llevar ningún tipo de
símbolo, lo que ya deja demostrado el compromiso francés con la laicidad en sus
aulas.
En
España lo profesores de religión no son interinos ni funcionarios, pero tienen
plaza fija. Se rigen bajo la regulación de los Profesores de Religión, que tienen
la exclusiva de una asignatura, ya que nadie más que ellos pueden ejercer la
docencia de dicha materia. Y la pregunta inevitable sería cuánto cobraría. Pues
bien, en España se pagan al año más de quinientos millones de euros de dinero
público a profesores de religión, lo que me parece inaceptable. El hecho de
gastar dinero para traer a personal externo solo sirve para que más de cinco
mil interinos se queden sin plaza. Pero aún hay más: ¿Quién decide el contenido
de los libros de texto? Pues la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis,
que es el organismo encargado de elegir, organizar y coordinar los contenidos
incluidos en los libros de la asignatura de religión. Este hecho sucede así
desde el año 1976, cuando tuvo lugar el acuerdo entre el Estado y la
Conferencia Episcopal. En la actualidad, el material impartido en las sesiones
de dicha asignatura se puede extraer de ciertos libros de texto o de la elaboración
personal del docente, siempre manteniendo como base temática las claves de la fe
cristiana. De hecho, desde el año 2007 hay un currículo que recoge los
contenidos generales de la materia.
Y
aun hay un último punto chirriante en las condiciones de la materia de Religión
en este país: FEPER. ¿Qué es FEPER? Es la Federación Estatal de Profesores de
Enseñanza Religiosa, cuya cúpula directiva aparece retratada en su página web en
una instantánea a las puertas del edificio del Congreso de los Diputados, con bolsa
de compra de El Corte Inglés incluida. Pienso que no hay nada gratuito ni
siquiera en esta foto, pero no hay espacio para comentar todo lo que me gustaría,
así que vamos a centrarnos: FEPER aseguran respetar todo tipo de creencias y se
consideran una organización inclusiva. Incluso llegan a decir en su página web
que “las no creencias también forman parte de nuestra filosofía formativa y
tienen su espacio en este foro que pretende ser libre y plural”. Pretende es
una palabra muy bien empleada, porque a pesar de que en el estado español desde
1992 se recogen miembros representativos de cuatro religiones -católica,
evangélica, islamista y judía- y, por lo tanto, a estas cuatro religiones se
les reconocen, teóricamente, poderes para formar y designar profesores y
profesoras para impartir la asignatura, la única verdad tangible es que absolutamente
todas las personas adscritas a FEPER son católico-cristianas.
Por desgracia, y ya concluyo, dudo
que tengamos una educación libre de las ataduras religiosas -que son ataduras
católico-cristianas en realidad- que han sido impuestas a nuestros sistemas
educativos desde hace ya demasiados años. Creo que la Iglesia va a seguir
teniendo poder de decisión, pues es un organismo muy poderoso en España, y aun
por encima desde otros organismos que serían los que deberían cortar las alas a
la Iglesia se fomenta la situación actual. Mientras haya circunstancias obsoletas,
como el hecho de poder marcar la cruz de la Iglesia en la declaración de la
renta, este país seguirá sufriendo el retraso social que conlleva el permitir
que una secta legal dirija el panorama educativo de una materia que no debería
ser de obligatoria presencia en el programa de los centros -no es obligatorio
cursar la asignatura de Religión, mas sí es obligatorio que los centros la
oferten-. Pienso que si el sueldo de los docentes de Religión es pagado por la
Xunta -en el caso de Galicia-, debería ser la propia Xunta de Galicia la que
decidiera y escogiera qué docentes imparten la asignatura y cuál va a ser el
temario.
BIBLIOGRAFÍA: